Qué es el IPC: te contamos todo sobre él y cómo interpretarlo ante la subida loca de precios

Te explicamos en qué consiste exactamente este índice económico, cómo se calcula y qué debes tener en cuenta cuando sube y cuando baja.

El Índice de Precios al Consumo (IPC) es uno de los indicadores económicos más comunes en las economías familiares, ya que muestra las variaciones de precios de los principales bienes y servicios que se prestan en una sociedad.

Para que sepas qué es el IPC y cómo funciona, te dejamos esta guía completa con todas las claves que lo rodean.

El Índice de Precios al Consumo o IPC nos muestra la evolución que van experimentando los precios a lo largo del año económico. Los orígenes de este índice se remontan al año 1936, donde se comenzaron a calcular las variaciones en los precios y se sentaron las bases de un proceso para calcular el coste de la vida en España.

Este sistema ha ido cambiando a lo largo del tiempo, introduciendo diversas variaciones hasta convertirse en el actual IPC. Entre todas estas modificaciones, destacan principalmente las realizadas en dos años:

• Modificación del año 2001. Se incluye la agrupación de artículos en 12 categorías y la ponderación del peso de cada una a partir de la información procedente de la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (que procede de la COIPOP o Clasificación del consumo individual según su propósito).
• Modificación del año 2017. Incorpora la nueva clasificación europea de consumo (ECOIPOP), aportando una mayor profundidad en la información (las subcategorías llegan a las 219).

El Índice de Precios al Consumo se publica de forma mensual desde el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos suelen estar disponibles a mediados de cada mes en su página web (entre el día 10 y el día 15, para ser más exactos).

Los datos que salen publicados cada mes corresponden al estudio de los tres meses previos. El INE, además, modifica cada año la estructura y el peso de las distintas categorías que componen los resultados del IPC para adaptarlo a los nuevos hábitos de los consumidores.

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Aprender lo básico

Para obtener las cifras, el INE utiliza la variación de precios de una cesta de bienes y servicios que va modificando con el paso del tiempo. Para que lo entiendas con un ejemplo, hace unos años, en la base para calcular el IPC, se comenzaron a incorporar los servicios en línea y el café en cápsulas, mientras que se sacaron otros elementos como los DVD.

Para recolectar los datos, el INE contacta a tiendas de 177 municipios de toda España para que los datos sean lo más representativos posibles de los precios medios de todo el territorio.

Hoy en día la lista la conforman 479 artículos que se agrupan en 12 categorías distintas, con un peso diferente, que va variando en función de su importancia en el mercado. La fórmula para realizar el IPC es la siguiente:

IPC = (Precios nuevos x Cantidades nuevas) / (Precios anteriores x cantidades anteriores) x 100

En función de su naturaleza, podemos distinguir dos tipos diferentes de IPC:

1. IPC Armonizado. Se usa en la Unión Europea para comparar los distintos IPC de cada país miembro. Los bienes y servicios calculados son los mismos para todos los países.
2. IPC Subyacente. Este tipo de IPC no tiene en cuenta los productos energéticos ni los alimentos no elaborados (ambos elementos son los que más suelen variar sus precios a lo largo de un año). Este tipo de Índice de Precios al Consumo da una visión más estable de cómo varían los precios en un país.

El IPC es un excelente termómetro de la economía y la principal referencia que puedes tener sobre cuál es el coste de la vida en España. Sus variaciones inciden directamente en tu bolsillo.

Si el IPC aumenta un 5 %, significará que por la misma cantidad de cosas que comprabas antes, ahora tendrás que pagar un 5 % más. Lo mismo ocurre a la inversa, si baja.

Como habrás deducido, el IPC es el principal indicador para medir la inflación, que es el aumento generalizado de precios. Varios datos al alza del IPC significarán que estamos viviendo un periodo inflacionario.

Por el contrario, si el IPC comienza a enlazar varios datos negativos, estaremos ante un periodo con deflación, en la que se produce un descenso generalizado de precios.

Gracias a los datos del Índice de Precios al Consumo también podemos detectar otros fenómenos económicos como la hiperinflación, que es la subida descontrolada de precios en un corto periodo de tiempo.

Las variaciones en el IPC no solo afectan a la cesta de la compra, también tienen culpa de los cambios en otros frentes.

El valor de las pensiones se actualiza en función a lo que dispone el Gobierno, sí, pero el propio Gobierno tiene en cuenta los datos del IPC para saber cuánto debe subir el valor de dichas pensiones.

Uno de los mayores problemas que ha habido a lo largo de la historia es que estas actualizaciones nunca llegaban a la paridad con los datos del IPC, algo que ha ido cambiando tras los acuerdos gubernamentales con los distintos agentes sociales.

La subida generalizada del valor de distintos bienes y servicios puede trastocar de diferentes maneras a las empresas:

• Ante subidas del IPC, se reduce el ahorro en las familias y el consumo es menor.
• Si el IPC sube, pueden incrementarse los precios de los proveedores, siendo más caro comprar insumos.
• Si el IPC sube y las ventas de la empresa se mantienen, esta incrementará notablemente sus beneficios.

Al igual que ocurre con las pensiones, los salarios también pueden incrementarse ante subidas en el IPC, tanto en el sector público como en el privado.

Sin embargo, hay que tener en cuenta dos realidades: la primera, no se trata de una subida obligatoria y la segunda, no hablamos de un incremento salarial sino de una equiparación de salarios a los nuevos precios.

Ante la subida de precios, ahorramos menos y, por tanto, también invertimos menos dinero (porque nos sobra menos dinero al final del mes, claro). Debido a esta situación, habrá menos dinero en la Bolsa y los fondos de inversión no aumentarán su volumen de negocio.

Hay gente que decide ir contracorriente e invertir justo en esos momentos de contracción económica, por dos razones: porque los precios de las acciones son más bajos y porque es un excelente mecanismo para proteger su dinero de la inflación.

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