Un hombre con sombrero y gafas de sol mira a lo lejos.

El alto coste de mantener las apariencias

La constante comparación en redes sociales puede afectarnos a nivel mental y económico. Te explicamos cómo priorizar tu bienestar económico y tu salud mental.

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Vivimos en una era dominada por las redes sociales, los influencers y los anuncios personalizados, por lo que la presión por mostrar al mundo lo perfecta que es nuestra vida nunca había sido tan alta. No obstante, mantener las apariencias tiene un precio. Desde compras compulsivas hasta esconder deudas... Mantener cierto estilo de vida puede tener consecuencias en nuestras relaciones, salud mental y estabilidad económica a largo plazo. Pero todo lo que necesitas para salir de esa espiral de comparaciones es cambiar el chip por completo. Solo así te liberarás de esa carga mental y financiera.

Por qué intentamos mantener las apariencias

Las personas necesitamos sentirnos validadas, y es algo muy arraigado en nuestra forma de ser. Como consecuencia, solemos mirar a los que nos rodean esperando que nos confirmen nuestro estatus social y económico. A veces de forma inconsciente, otras no tanto. En el pasado, esto significaba saber qué tenían tus vecinos. Hoy en día, recibimos estas señales a través de reality shows, anuncios personalizados y redes sociales.

Las redes sociales son como caer en un bucle sin fin. Cuantas más publicaciones hace la gente enseñando su supuesta vida perfecta ―y esperando la validación del resto―, la sensación de «exclusión» del resto de personas va a más. Sucesivamente, las personas que ven estas publicaciones se sienten presionadas a compartir contenido similar, desde fotos cenando en un restaurante instagrameable hasta unas vacaciones paradisíacas o una fiesta en casa. La motivación principal de algunos ―conscientemente o no― de publicar en redes sociales es dar pruebas de su clase social o económica. 

En parte, esto se debe a un fenómeno conocido como «consumo ostensible», que consiste en comprar bienes o servicios para mostrar el estatus social y económico. Las redes sociales no son las únicas que están avivando este comportamiento. Las estrategias de marketing personalizado también suelen crear una sensación de escasez y, con frases como «¡Últimas unidades!» u «Oferta por tiempo limitado», nos llevan a tomar decisiones de compra impulsivas. El marketing por email, los anuncios de la tele y las vallas publicitarias también favorecen y normalizan el impulso de gastar de más. 

El coste económico de la «vida perfecta»

Las redes sociales tienen un gran efecto en nuestros hábitos de gasto. Según una encuesta de Schwab de 2019, más de un tercio de americanos ha cambiado sus hábitos de gasto a raíz de las publicaciones en redes sociales de sus amistades. Además, las personas encuestadas afirmaron que las redes sociales influyeron en sus decisiones de compra de forma negativa. A esto le sumamos el hecho de que casi la mitad de los americanos admitió que las emociones los llevaron a comprar cosas que no podían permitirse. En definitiva, mantener las apariencias puede salirte caro.

En general, independientemente del salario, si una persona gasta constantemente más allá de sus posibilidades y solo prioriza las apariencias en vez de su seguridad financiera, podría acabar teniendo problemas económicos. Muchas personas acaban pidiendo préstamos o adquiriendo nuevas tarjetas de crédito para esconder la montaña de facturas. Si no nos andamos con ojo, esto puede llevar rápidamente a un endeudamiento. 

A pesar de ello, y especialmente ahora, en la era de las redes sociales, la gente suele ignorar los peligros de no pagar las deudas solamente para poder mantener su reputación de persona pudiente. Las redes sociales nos muestran únicamente imágenes seleccionadas con mucho cuidado, ya que son muy pocas personas las que publican hablando con sinceridad sobre sus deudas pendientes o contando que tienen la cuenta a cero. Por desgracia, cuando se cae en esta espiral de vivir por encima de tus posibilidades, las personas suelen acabar disminuyendo las oportunidades de alcanzar alguna vez ese estilo de vida que muestran en redes. 

El juego de las comparaciones y el desgaste mental que conlleva

Estar siempre a la altura del estilo de vida del resto es una tarea que no tiene fin; un juego al que es imposible ganar. La mayoría de las redes sociales permite que sus usuarios hagan scroll infinito a través de las publicaciones. Puedes pasar todo el día comparándote. Esto ha afectado gravemente a la salud mental de muchas personas, llegando a sufrir ciclos de depresión, preocupaciones económicas, relaciones complicadas y un sentimiento permanente de insuficiencia.

El estrés de estar constantemente a la última o de que te vean en el nuevo local de moda te agota mentalmente. Y no solo eso. El miedo de que se descubra que vives por encima de tus posibilidades también puede provocar mucha ansiedad y vergüenza. Además, la frustración y el cabreo constante de nunca sentir que eres «suficiente» puede hacer que sientas un aislamiento terrible, lo que lleva a muchas personas a buscar consuelo o incluso a recurrir al consumo de drogas para escapar de ese sentimiento.

Las personas con deudas no hipotecarias son tres veces más propensas a sufrir depresión o ansiedad. Cuanto más se acumulan las deudas, más fácil resulta envolverte en un sentimiento de desesperación. Parece como una carga imposible que nunca serán capaces de pagar. Además, la vergüenza desempeña un papel fundamental a la hora de perpetuar esta espiral de endeudamiento. La vergüenza provoca que las personas escondan su realidad económica ―de ellos mismos y de los demás―, lo que les impide buscar esa ayuda que tanto necesitan. 

Salir de la espiral

Salir de la espiral sinfín de mantener las apariencias requiere que cambies el chip de inmediato, además de un par de pasos proactivos por tu parte. Adopta una nueva perspectiva con la que valores tu seguridad financiera, el gasto consciente y tu independencia económica. De esta forma, conseguirás retomar el control de tus finanzas, rebajar la ansiedad y vivir una vida más tranquila y mejor. Te explicamos cómo hacerlo.

1. Reduce el consumo de redes sociales 

Si eres especialmente sensible a los efectos negativos de las redes sociales, te recomendamos que reduzcas su consumo. Esto puede suponer llevar un control de las horas que pasas al día en ciertas plataformas, configurar un límite de uso y dejar de seguir aquellas cuentas que te provoquen un sentimiento de insuficiencia. Si desconectas del ruido de las redes, te será mucho más fácil centrarte en tu bienestar personal, tus metas económicas y las prioridades del mundo real.

2. Haz un presupuesto

Hacer un presupuesto puede ser la clave para labrar nuevos hábitos financieros y conseguir estabilidad económica. Al entender cuánto dinero tienes disponible a final de mes, ahorrar para tus objetivos será mucho más fácil. El primer paso es comparar tus ingresos con tus gastos y organizar los gastos en dos categorías: gastos fijos y variables. 

  • Gastos fijos: son los gastos esenciales, como el alquiler, las facturas de servicios y los seguros. 
  • Gastos variables: son los gastos no esenciales, como suscripciones a servicios de streaming o compras online impulsivas.

Haz un seguimiento de tu actividad bancaria durante los últimos meses para identificar tus hábitos de gasto regulares. Así será mucho más fácil entender a qué tienes que renunciar. Llegados a este punto, puedes calcular cuánto dinero te queda a final de cada mes y decidir si lo usas para pagar tus deudas o lo ahorras para lo que realmente quieres. 

3. Paga tus deudas

A la larga, gastar por encima de tus posibilidades se puede convertir en una montaña de deudas. Pagarlas puede ser todo un reto, pero no es imposible. El método de la bola de nieve y el de la avalancha son dos formas muy populares de hacer frente a las deudas. El método de la bola de nieve consiste en pagar primero las deudas más pequeñas y, después, las más grandes. Al pagar las deudas pequeñas te sentirás realizado y tu motivación aumentará. Como alternativa, puedes recurrir a la avalancha. Este método se centra en pagar primero las deudas con los intereses más altos, lo que te ayudará a ahorrar más dinero a largo plazo. 

Elijas el método que elijas, es importante que gastes de forma consciente, reduzcas gastos innecesarios y busques fuentes de ingresos adicionales. Si sigues un plan de devolución bien organizado, conseguirás pagar poco a poco todas las deudas y sentar las bases para un futuro económico brillante.

4. Define tu visión de futuro personal

Con las compras impulsivas y el exceso de gasto bajo control, podrás empezar a ahorrar para tus metas personales. Una de ellas podría ser un fondo de emergencia, unas vacaciones, un sofá o unos juguetitos para tu mascota. Gastar dinero no debería ser considerado como algo negativo. Además, esforzarte por alcanzar unos objetivos económicos acordes a tus metas y aspiraciones personales es una gran motivación para crear y mantener hábitos financieros saludables toda tu vida.


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