
Todo sobre la cartera de inversiones: el paso a paso que estabas buscando
Descubre en qué consiste la cartera de inversiones y qué pasos seguir para crear la tuya. Te explicamos lo que debes saber para poder crear tu propia cartera de valores.
11 min de lectura
- Fundamentos y componentes: Una cartera de inversión combina varios activos como acciones, bonos, bienes inmuebles, fondos mutuos, ETFs, inversiones alternativas, materias primas y criptomonedas. Cada activo tiene su propio perfil de riesgo y rendimiento, contribuyendo a la diversificación y estabilidad general de tu cartera.
- Tipos de carteras: Existen diferentes tipos de carteras de inversión adaptadas a objetivos específicos y tolerancias al riesgo, incluyendo carteras conservadoras, de crecimiento y de ingresos. Cada tipo prioriza diferentes aspectos de seguridad, potencial de rendimiento y generación de ingresos.
- Construcción y gestión: Los pasos clave incluyen definir objetivos financieros y tolerancia al riesgo, educarse sobre opciones de inversión, evaluar situaciones financieras, crear un plan de inversión detallado, comenzar con la diversificación, monitorear y equilibrar regularmente la cartera para mantenerse alineado con los objetivos y las condiciones del mercado.
Es común que cuando empezamos nuestro camino en el mundo de las finanzas personales, la figura de la cartera de inversiones sobresalga como una opción para invertir nuestro patrimonio personal.Pero, ¿cómo funciona? ¿Qué diferencias tiene con un fondo de inversión? Y lo más importante, ¿qué obligaciones legales y tributarias conlleva? En la siguiente guía completa te resolvemos estas y otras dudas.
¿Qué es una cartera de inversión?
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- Nuestros objetivos de rentabilidad a corto y largo plazo.
- Riesgo que estamos dispuestos a asumir como inversores.
- Nuestra situación económica y personal.
- Los años que pretendemos estar activos en la inversión.
- Gestión activa. Como su nombre indica, el inversor realiza un seguimiento activo de las inversiones, buscando en todo momento superar la rentabilidad media que da el mercado. Conlleva tiempo y conocimiento por parte del inversor.
- Gestión pasiva. En este caso, se busca replicar una rentabilidad similar a un índice bursátil. La gestión pasiva no conlleva ningún seguimiento ni intervención por parte del inversor.
- Gestión mixta. Combina las dos anteriores, teniendo activos que implican la intervención del inversor, y activos que no.
Diferencia entre cartera y fondo de inversión
- Comisiones más bajas.
- Mayor libertad de elección para el inversor.
- Rentas periódicas gracias a los dividendos de varios productos.
- Menor necesidad de conocimiento por parte del inversor.
- Fiscalidad más favorable.
- Menor trabajo para el inversor: el gestor se ocupa de todo.
Evolución histórica de las carteras de valores
- Primera etapa: Modelo Markowitz. Desarrollado por Harry Markowitz en 1952, este modelo buscaba encontrar la mejor combinación de activos para aumentar la rentabilidad esperada.
- Segunda etapa: inclusión de la Inteligencia Artificial (IA) en la gestión de carteras. Con el avance de la tecnología, los modelos tradicionales comenzaron a quedarse cortos para gestionar todas las variables y escenarios posibles que se dan en el mercado. Dentro de la IA, hay dos familias de algoritmos: el deep reinforcement learning (toma las decisiones óptimas en relación a cada posible situación de mercado) y la optimización bayesiana (utiliza un modelo probabilístico para encontrar el peso óptimo de los activos en función al objetivo que se persigue).
Composición y características de las carteras de valores
Tipos de valores en una cartera
- Fondos de inversión. Una alternativa de inversión administrada por expertos que forman un portafolio para generar rendimientos económicos.
- Exchange Traded Funds (ETFs), conocidos en español como fondos cotizados. Replican el rendimiento de un índice bursátil, como puede ser el IBEX 35.
- Bonos. Es un valor emitido por una empresa o un Estado para obtener dinero a cambio de unos intereses que pagan al inversor.
- Depósitos a plazos. Es una inversión de renta fija que asegura una rentabilidad segura.
- Bienes raíces. Son aquellos bienes que no se pueden mover, como pueden ser edificios, terrenos, etc.
- Acciones. Son partes iguales en las que se divide el capital de una empresa que cotiza en Bolsa. El inversor que las posea tendrá un porcentaje de la propiedad de dicha empresa.
- Renta Fija. Son aquellos productos que se centran más en preservar el capital, asumiendo un bajo riesgo. Los bonos y los depósitos forman parte de este grupo.
- Renta Variable. En estos productos se busca una mayor rentabilidad, asumiendo un gran riesgo. Esto significa que se puede llegar a perder el dinero invertido. Obviamente, este riesgo se traduce en mayores beneficios. En este grupo encontramos los ETFs y las acciones, por ejemplo.
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Tipos de cartera de inversión para la gestión patrimonial
Cartera de ahorro
Cartera de inversión
Cartera de renta fija
Cartera de renta variable
Estrategia de gestión de cartera de valores
Diferencia entre inversión directa y de cartera
- Inversión directa. Implica compra de acciones u otros productos individuales.
- Inversión de cartera. En lugar de invertir en productos únicos, se invierte en un conjunto de valores a través de un fondo mutuo o fondo cotizado en bolsa (los ETFs que hemos visto más arriba).
- Tu tolerancia al riesgo. La inversión directa es más arriesgada, porque invierte en acciones individuales, que son más volátiles.
- Tu horizonte de inversión. Si vas a invertir tu dinero durante más tiempo y puedes realizar un seguimiento de tus inversiones, lo mejor es la inversión directa. Si por el contrario no invertirás mucho tiempo y no puedes realizar seguimiento, mejor la inversión en cartera.
- La diversificación que buscas. Con la inversión de cartera logras una mayor diversificación al invertir en muchos activos al mismo tiempo.
- Los gastos de cada tipo de inversión. La inversión directa carece de gastos porque no hay gestores en el medio, mientras que la inversión en cartera sí.
Los 7 factores que definen la estrategia
- Valor. Comprar productos financieros que están infravalorados y que sabemos que van a aumentar su valor es una inversión segura e inteligente.
- Crecimiento. Se trata de un análisis a futuro, estudiando las perspectivas de crecimiento que puede tener una empresa y, por tanto, la revalorización que pueden lograr sus acciones.
- Tamaño. El tamaño de capitalización de cada empresa también supone un factor a tener en cuenta a la hora de invertir. En general, las empresas con menor capitalización dan mayor rentabilidad a largo plazo.
- Calidad. Esto es común en muchos productos financieros y empresas, que suelen ser evaluados por organismos independientes para determinar su salud financiera.
- Momentum. Este aspecto habla del impulso de las acciones en tendencia positiva, del “momento” de invertir. Requiere un seguimiento del activo, obviamente.
- Volatilidad. Como hemos visto más arriba, la volatilidad tiene que ver con las fluctuaciones en el precio de los activos. Los productos que menos cambian de valor suelen ser los más rentables a largo plazo.
- Dividendos. Al tener acciones de ciertas empresas, estas dan unos pagos periódicos a sus accionistas, estas cantidades se conocen como dividendos. Es importante que lo tengas en cuenta a la hora de invertir.
Consideraciones prácticas
- Gestiona la liquidez de tu cartera. La liquidez es la facilidad con la que puedes recuperar el dinero invertido. La renta fija ofrece peor liquidez que la renta variable.
- Ojo con el riesgo medio en la cartera. Siempre crea tu cartera de inversión en relación al riesgo que estás dispuesto a asumir.
- Rebalancea la cartera cada cierto tiempo. Las inversiones sufren variaciones con el paso del tiempo y es posible que el peso que le dimos a cada activo ahora sea distinto, así que te toca reajustar.
- Evalúa el rendimiento de la cartera de valores. Conviene comprobar periódicamente la rentabilidad que está logrando la cartera, para entender si necesitas cambiar algún activo o no.
Aspectos Legales y regulatorios del mercado de valores
- Velar por la transparencia de los mercados y la correcta formación de precios.
- Protección de los inversores.
- Llevar registros públicos de la actividad que se sucede en los mercados.
- Supervisar la seguridad de las transacciones del mercado y la solvencia del sistema.
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Aviso
Estas declaraciones no constituyen un asesoramiento de inversión en relación con ningún instrumento financiero. Los instrumentos financieros pueden estar sujetos a grandes fluctuaciones de valor. En cualquier momento puede producirse una reducción de valor o la pérdida total del dinero invertido.
Preguntas frecuentes
Diferentes inversiones tienen tratamientos fiscales distintos. Las acciones mantenidas a largo plazo pueden calificar para tasas de impuestos sobre ganancias de capital más bajas. Los intereses de los bonos generalmente se gravan como ingreso ordinario. Algunas inversiones, como los bonos municipales, pueden ofrecer ingresos libres de impuestos. Los dividendos pueden ser calificados (tasa impositiva más baja) o no calificados.
El rendimiento de la cartera se puede evaluar comparando los retornos con benchmarks relevantes, considerando medidas ajustadas al riesgo como el ratio de Sharpe, y analizando la asignación de activos. Las revisiones regulares de la cartera, el seguimiento de las posiciones individuales y la evaluación de si se están cumpliendo los objetivos financieros son métodos comunes. Los retornos ponderados por tiempo y por dinero proporcionan diferentes perspectivas sobre el rendimiento.
Algunos errores comunes incluyen la falta de diversificación, el exceso de operaciones, perseguir el rendimiento pasado, ignorar las comisiones y gastos, no equilibrar regularmente y no alinear las inversiones con la tolerancia al riesgo personal y el horizonte temporal. La toma de decisiones emocional y la negligencia de tener una estrategia de inversión clara también son problemas frecuentes.
Las estrategias para ayudar a proteger las carteras durante las caídas incluyen mantener una asignación de activos diversificada, mantener algunos activos defensivos como bonos o efectivo, usar órdenes de stop-loss y considerar técnicas de cobertura. El reequilibrio regular y evitar las ventas de pánico también son importantes. Algunos inversores utilizan opciones o ETFs inversos, aunque estos conllevan sus propios riesgos.
La inflación erosiona el poder adquisitivo del dinero con el tiempo, afectando los rendimientos reales de las inversiones. Los gestores de carteras a menudo apuntan a lograr rendimientos que superen la inflación para preservar y hacer crecer la riqueza en términos reales. Esto puede implicar incluir activos que históricamente han tenido un buen desempeño durante períodos inflacionarios, como ciertas acciones, bienes raíces o valores protegidos contra la inflación.
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