Cómo evitar el burnout y lograr el equilibro entre la vida personal y la laboral

Las sociedades que glorifican el trabajar sin parar y el estatus económico tienden a restar importancia a la salud mental y al equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Pero ¿a qué precio? Cuando nos implicamos demasiado en el trabajo o nuestra carrera profesional lleva un ritmo insostenible, corremos el riesgo de sufrir un burnout. Es cierto que tener ambiciones y metas realistas puede hacernos crecer personal y profesionalmente, pero ignorar nuestras necesidades, relaciones personales y tiempo de descanso, puede tener grandes consecuencias. Te explicamos cómo mejorar tu relación con el trabajo y cómo no empujarte hacia el desgaste laboral. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el burnout o, síndrome de desgaste profesional, es «un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito». En otras palabras, se trata de un estado crónico de agotamiento físico y mental ocasionado por el estrés en el trabajo durante un largo periodo de tiempo. Aunque muchos de los síntomas del burnout coinciden con los de la depresión, no son lo mismo, ya que la causa de origen del primero es exclusivamente el trabajo. 

En las fases más tempranas, el agotamiento crónico es uno de los síntomas más habituales entre las personas afectadas. Es un sentimiento tan extremo que te parece imposible levantarte de la cama, o incluso ir a la oficina. Este estado de agotamiento viene seguido de un gran nivel de pesimismo en el trabajo, que puede desembocar en un gran desinterés o una clara falta de motivación para hacer cualquier tarea. En la tercera fase del burnout, las personas afectadas podrían experimentar algunos cambios fisiológicos nada agradables, como dolores de cabeza, problemas digestivos, otro tipo de dolores e insomnio.

Estos son otros síntomas habituales del burnout:

• Bruxismo
• Cambios de apetito
• Ataques de ansiedad
• Aumento de las enfermedades como consecuencia de un sistema inmunitario debilitado
• Aislamiento social
• Cambios de humor repentinos
• Incapacidad para concentrarse
• Mayor tolerancia a sustancias como el alcohol, la nicotina o las drogas

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La causa del burnout es un estado de estrés crónico en el lugar de trabajo que, con el tiempo, se convierte en una condición médica seria e incapacitante. A menudo no es el resultado de un único factor de estrés aislado, aunque también podría serlo, sino que suele ser una reacción ante varios factores estresantes. Estos factores podrían ser:  

• Un ambiente de trabajo tóxico, tenso y con dinámicas disfuncionales
• Tener objetivos poco claros o realistas
• Vivir en un entorno de adictos al trabajo donde las horas extra y la presión están totalmente normalizados
• Tener conflictos con los compañeros o con un superior
• Agotamiento por la sobrecarga de trabajo y no ser capaz de gestionarla 
• Tener un trabajo con tareas aburridas, monótonas y repetitivas donde parece que no aportas casi nada
• Cultura jerárquica entre los superiores y los trabajadores basada en prejuicios y desconfianza
• Inseguridad en el puesto de trabajo
• Sentirte menospreciado y mal pagado

Lo más importante para combatir el burnout es detectarlo a tiempo y hacer una serie de cambios positivos en tu vida para evitar perder el control. No obstante, la mayoría de personas no son capaces de reconocer los síntomas hasta el momento en el que ya están de camino a sufrir un episodio grave de este síndrome. Si te resulta familiar, te recomendamos ser más indulgente contigo. En una sociedad que glorifica las horas extra y el estatus profesional, es muy fácil ignorar las señales de alerta y concentrarnos en alcanzar nuestros objetivos profesionales, a menudo poco realistas.

Al final, no importa si solo tienes unos primeros síntomas o si el burnout ya te ha atrapado, la solución es siempre la misma. Te contamos cómo darte los cuidados que te mereces durante un episodio de burnout.

Hoy en día, el «autocuidado» es algo tan común en nuestra sociedad que se ha convertido en una acción superflua. No obstante, su verdadero significado consiste en atender nuestras necesidades básicas. Esto significa preocuparte por comer bien, dormir lo suficiente, hacer ejercicio de forma regular y cuidar tu vida social. A menudo, cubrir todas estas necesidades puede ser abrumador, especialmente si estás viviendo un episodio de burnout, así que tómatelo con calma. Céntrate en las necesidades que te resulten más sencillas de cubrir y, poco a poco, cuando tengas más energía, ve retomando todos tus buenos hábitos. Esto no sucederá de la noche a la mañana, pero si no eres capaz de atender estas necesidades básicas, te resultará difícil progresar y hacer cambios positivos en tu vida.

Si trabajas en un entorno laboral tóxico, es posible que te resulte complicado dejar claros tus límites y necesidades. No obstante, aprender a decir que no y a hablar de tu capacidad de trabajo es una gran habilidad que mejorar. Te podría ayudar a reducir considerablemente la carga de trabajo y, como consecuencia, tu nivel de estrés. Al principio puede parecer difícil, pero con un poco de práctica, lo conseguirás. Además, serte fiel puede ser gratificante, y también una experiencia enriquecedora que puede afectar positivamente a otras áreas de tu vida. 

Una vez acabada la jornada laboral, es muy importante que intentes reducir el tiempo que pasas pensando en el trabajo. Si empiezas a darle vueltas a estos temas en tu tiempo libre, tu mente y tu cuerpo siguen en estado de estrés y son incapaces de relajarse. Crear un hábito que marque el fin de la jornada ayudará a que tu mente y cuerpo identifiquen este momento como final del día y que a ti te resulte más fácil cambiar a modo relax. Por ejemplo, hacer ejercicio es una forma bastante eficaz de acabar el día, ya que te fuerza a salir de tus pensamientos, pero leer un libro, hablar con un amigo o jugar con tu mascota puede ser igual de satisfactorio.

Es muy fácil que el trabajo se convierta en lo más importante de nuestras vidas. A menudo, esto sucede a costa de no cuidar nuestras relaciones o conocer gente nueva o, incluso de tener aficiones y otras cosas que nos apasionen aparte de nuestra carrera laboral. No obstante, si hacemos hueco para nuestros seres queridos y para momentos de ocio y aficiones, inclinaremos la balanza a nuestro favor, consiguiendo así un mejor equilibrio entre lo laboral y lo personal. De esta forma, es mucho más fácil tener una relación sana con nuestro trabajo, ya que será simplemente una de las muchas partes importantes de nuestra vida.

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