Cómo disfrutar de un verano más sostenible
Hay muchas formas de disfrutar del verano de manera sostenible y seguir pasándotelo de miedo.
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Si este año has estado intentando reducir tu huella de carbono, hay más gente que también lo ha hecho. Poco a poco, muchas personas estamos intentando llevar un estilo de vida más sostenible, ya sea reduciendo el espacio en el que vivimos o limitando nuestro consumo. Pero de repente ha llegado el verano: queremos irnos de viaje, seguir las últimas tendencias y sobrevivir a las altas temperaturas. A pesar de todos nuestros esfuerzos, probablemente sentiremos la tentación de dejar de lado nuestros objetivos sostenibles y coger un vuelo low cost o comprarnos nuevos modelitos para el verano. No obstante, hay un montón de formas de disfrutar del verano de manera sostenible y seguir pasándotelo de miedo. Sigue leyendo para saber más. Los veranos son cada vez más calurosos, por lo que no es de extrañar que cada vez más europeos se estén comprando aparatos de aire acondicionado para sobrevivir a la temporada de calor. Sin embargo, el aire acondicionado consume más electricidad que cualquier otro electrodoméstico, es decir, emite gases de efecto invernadero perjudiciales que hacen que nuestro planeta se caliente aún más. Entonces, ¿qué puedes hacer para refrescarte durante estos tórridos meses? Puede que te sorprenda, pero hay unos cuantos trucos caseros que te ayudarán a refrescarte. No solo a ti, ¡también tu casa! Si tus cortinas son gruesas, ciérralas durante el día para proteger la habitación del sol. Por la noche, duerme con las ventanas abiertas y deja que entre aire fresco. Otro consejo es que te des una ducha fría por la mañana y por la noche, o que te pongas un paño de agua fría en las muñecas o el cuello para regular tu temperatura corporal. Vete a nadar siempre que puedas y bebe mucha agua. Si este verano te quieres ir de viaje por Europa, la mejor forma de hacerlo es en tren. Según las estadísticas, los viajes en coche son responsables de más del 70 % del total de emisiones producidas por el transporte, mientras que los viajes en avión representan alrededor del 13 %. Por el contrario, los viajes en tren solo representan un 4 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos funcionan principalmente con electricidad, que es una energía mucho más sostenible. Pero eso no es todo, el tren tiene muchos beneficios más. Te ahorrarás el estrés de los atascos, las obras en la carretera y disfrutarás de paisajes únicos. Además, las estaciones de tren suelen estar en el centro de la ciudad, por lo que no tendrás que hacer un viaje extra al aeropuerto. Los vagones de tren también son muy espaciosos, por lo que son una gran alternativa si viajas con peques. El verano es el momento perfecto para ir al mercado y llenar tu nevera de productos frescos y, sin son de productores locales, aún mejor. Casi todas las regiones de Europa tienen su propia oferta de delicias locales. No importa si estás en Italia o en Croacia, vete a por unos calabacines, tomates o melocotones. ¿Estás en Alemania? Entonces, consigue fresas o espárragos de la región de Beelitz. Los verás por todas partes. Los productos locales saben mucho mejor y también son mejores para el medioambiente. Además, el envío de productos entre países o, incluso entre continentes, aumenta las emisión de gases de efecto invernadero y provoca que los alimentos pierdan parte de su calidad nutricional. No vayas al súper y pásate por el mercado de la zona, vivirás una experiencia mucho más sensorial que te ayudará a gastar de manera más consciente. Otro factor positivo es que comprar en comercios locales implica dar dinero a tu comunidad: así, apoyarás a agricultores de la zona, fomentarás el crecimiento de empleo y favorecerás la biodiversidad. El plástico está en todas partes y está causando un daño incalculable a nuestro planeta. ¿Por qué? Bueno, para empezar, la producción y el reciclaje de plástico implican un enorme consumo de energía y combustibles fósiles, lo que provoca el calentamiento de la capa de ozono y aumenta la temperatura de la Tierra. Si el plástico no se recicla, se incinera, lo que produce gases nocivos y de efecto invernadero que acaban en la atmósfera. Por otro lado, tenemos los residuos del plástico, que contaminan los vertederos y los océanos, poniendo en peligro la fauna y la biodiversidad. Por muy desolador que suene, en realidad, hay muchas maneras de disminuir tu consumo de plástico, también en verano. Puedes empezar reduciendo tu consumo de plásticos de un solo uso. Hazte con productos del día a día reutilizables: la botella de agua, el vaso de café, la bolsa de la compra o un táper para comida para llevar. Si necesitas utensilios de cocina, compra los que estén hechos de madera, bambú o productos alternativos al plástico. Cuando hagas la compra, ve a supermercados a granel o evita comprar productos agrícolas, lácteos o cereales con envases de plástico. Por último, tanto si se trata de juguetes como de cajas de almacenaje, reutiliza o dona todo el plástico que puedas: ayudarás al medioambiente, pero también a otras personas. En verano, a todos nos encanta ir a la última, pero seguir las tendencias puede salirnos caro. El sector de la moda rápida se basa en la producción de ropa de baja calidad a gran escala, ropa que se usa un par de veces o que no se llega a usar nunca y, poco después, se tira a la basura. Según los datos de la ONU esta industria es la responsable de entre el 2 y el 8 % del total de emisiones de carbono globales, y es la segunda mayor consumidora de agua. Por si esto fuera poco, la ropa producida de forma masiva suele estar fabricada con materiales sintéticos que contienen partículas de plástico que acaban en nuestros océanos y agua potable. ¿La buena noticia? Puedes comprarte ropa «nueva» y actualizar tu armario de verano comprando en tiendas de segunda mano. Pásate por el rastro o por el mercadillo de segunda mano de tu zona, intercambia ropa con tus amigos y amigas o compra online ropa usada. Probablemente, encontrarás ropa de mejor calidad y más barata. Además, conseguirás prendas únicas que dejarán a todos con la boca abierta. Si uno de tus sueños es dominar el arte de la jardinería, ¡tenemos buenas noticias! Plantar flores es tan beneficioso para el medioambiente como para ti y tu bienestar. Las flores desempeñan un papel importante en la conservación del suelo, ya que devuelven sus nutrientes a la tierra y, cuando florecen, favorecen a toda la fauna. Pero lo que es más importante, polinizadores como las abejas, las mariposas y los colibríes se darán un buen festín con el néctar de tus flores. Estas maravillas aladas se encargan de polinizar el 80 % de los cultivos del mundo, asegurando así que nuestra comida, nuestra tierra y nuestro aire sean saludables y prósperos. Lo mejor de todo es que no necesitas tener grandes campos para tener tu propio jardín. Puedes usar una pequeña parte del patio o poner una jardinera en la ventana y plantar flores autóctonas de tu región. Así, ayudarás a los polinizadores a hacer su trabajo y tendrás una vista más bonita. ¿Sabías que el 17 % de la producción global de alimentos acaba en la basura? Desde tomates que se han puesto blandos hasta queso en mal estado... Vivimos en una sociedad acostumbrada a tirar comida, y en cantidades vergonzosas. Esta se acumula en vertederos, sobre todo en verano cuando, con las altas temperaturas, los productos se ponen malos con mayor facilidad. Pero esto no tiene por qué ser así. Si te ves en un apuro, existen muchas formas innovadoras de usar tu comida, ¡solo necesitas un poco de creatividad! Por ejemplo, las manzanas o tomates pochos o golpeados son perfectos para hacer salsas o sopas. Y si te ocurre lo mismo con otras frutas, puedes usarlas para hacer una tarta. Corta las verduras y la carne y congélalas para poder usarlas en otro momento. Si se te ha agriado la leche, en vez de tirarla por el sumidero, puedes usarla para hacer tortitas. Y si no quieres comerte tu comida a punto de caducar, pero piensas que otra persona sí lo haría, investiga si existe algún servicio para compartir alimentos en tu barrio. ¡Ah! ¿Y sabías que hacer compost puede tener un impacto significativo en la cantidad de alimentos que acaba en el vertedero? Tengas o no tu propio jardín, puedes tirar las cáscaras de huevo y los restos de verduras al contenedor orgánico, o sea, al marrón. Así, ayudarás a fertilizar los campos de forma sostenible.
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