Viajar según Néstor: “Todo el mundo debería viajar solo al menos una vez en su vida.”
Hablamos con un alma viajera que ha conseguido diseñar un estilo de vida propio en el que trabajar y viajar encajan a la perfección.
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Los que viajan conocen realmente el significado transformador de esta acción. Viajar viajamos todos, incluso los que cogen el metro para ir a su oficina todas las mañanas, eso también es un viaje. Pero igual que existen muchos tipos de personas, lo mismo ocurre con los viajes: los hay de amigos, de familia, de pareja, de trabajo, para encontrarse a uno mismo, para perderse, para aprender un idioma, largos, cortos y de ida sin vuelta. Nosotros queremos conocerlos todos, y sobre todo a la gente que los experimenta. Por eso hemos querido entrevistar a personas que han hecho de viajar un estilo y una filosofía de vida, de su vida. Pero sobre todo personas que nos inspiran a salir de nuestra zona de confort y replantearnos el día a día.En un momento en el que la sociedad se cuestiona el futuro del turismo por su impacto presente, queremos saber qué es lo que lleva a la gente a viajar y cómo consiguen compaginar viajes largos con un trabajo más o menos estable. Te invitamos a escuchar historias de personas que harán que te replantees tu forma de viajar, o incluso que tengas aún más ganas de salir a recorrer el mundo sin fecha de vuelta. ¿Es posible tener un trabajo que nos permita viajar cómo, dónde y cuándo queramos? Os presentamos a Néstor, un viajero experimentado que, tras largas temporadas con la mochila en la espalda, ha acabado por encajar sus aventuras por el mundo en dosis de entre 4 y 6 semanas que compaginan mejor con su manera de entender la idea de viajar. ¿Su secreto? Trabajar de guía turístico acompañando a grupos por España y Europa entre 6 y 7 meses al año, destinando el resto de tiempo a viajar. Irte de viaje además de un transporte físico, te obliga a alejarte de tu realidad, de tu zona de confort. Eso implica que tienes que estar alerta mucho tiempo con los ojos bien abiertos, absorber y aprender las idiosincrasias y culturas de la zona que vas a visitar. Yo viajo mucho, siempre es un gusto saber que te vas a algún lugar nuevo a visitar a viejos amigos, a pasear por la naturaleza, a aprender, a relajarte o incluso a disfrutar de la música y la noche. Hay tantos tipos de viaje como estados de ánimo.Realmente, de vez en cuando, hago una lista mental de sitios a los que me interesaría ir por distintos motivos, (en 2019 esa lista la escribí en una hoja). En general, diría que el motivo principal es visitar a algún amigo, de ahí parte la idea. Además del gustazo que representa volver a convivir con personas a las que quieres, disfrutar de experiencias nuevas en un lugar remoto con dichas personas, es algo que une mucho y llega profundo. Sin olvidar que siempre será la mejor puerta a conocer una ciudad o un país que desconocías.
A partir de ahí, tomar una decisión que se ajuste en presupuesto y tiempo a mi agenda, escribo a dichos amigos para ver si la agenda nos cuadra, y ahí suele empezar la magia del viaje.Suelo combinar porque si bien, los instantes de felicidad son más intensos en buena compañía, creo que la mayoría de personas necesitamos tiempo para nosotros mismos, hacer lo que nos plazca sin tener que atender a los gustos de nuestra compañía de viaje. Eso pone en valor el tiempo compartido.
Creo que la virtud está en el equilibrio, por lo tanto o viajo con gente que pueda entender instantes de soledad, o viajo solo, o cuando visito a amigos, siempre surge un tiempo natural en el que se comparten ciertos instantes y otros se viven individualmente, (digamos, porque las otras personas tienen que trabajar).Si bien todos los lugares del mundo tienen un encanto y algo que ofrecer, América Latina me seduce en especial. Además de la historia que la une a España y Portugal, se siente mucha cercanía en el carácter de las personas y la gran ventaja de que hablemos el mismo idioma.En mi primer viaje de mochilero en solitario, descubrí que a partir de los 2 meses, perdía el entusiasmo y la energía por descubrir sitios nuevos, la adrenalina de la experiencia se difuminaba. En el segundo viaje lo confirmé. Ahora intento viajar una o dos veces al año a algún sitio remoto, entre 4 y 6 semanas.Las dificultades son las que nosotros mismos nos creamos, eso son cosas que vas aprendiendo con la experiencia. De hecho, esta frase es bastante aplicable (yo lo hago) a la vida misma. Podemos inferir que seguramente lo más difícil es al principio, ya que la falta de recursos (no saber el idioma, no entender situaciones cotidianas del país que estás visitando) hace que nos equivoquemos mucho. Mágicamente, estas equivocaciones después ayudan a entender cómo las cosas funcionan, para hacerlo mejor la siguiente vez. Al final, a pesar de las diferencias culturales, el género humano es bastante similar. Buena actitud, buen humor y una gran sonrisa facilita muchos las cosas :-)Como tengo un tren bajo de vida, debido a la suerte de vida que tengo (gracias a mis padres, que la lucharon fuerte), los últimos 5 años de mi vida consigo sobrevivir trabajando durante la temporada estival (que cada vez se va alargando más, debido al calentamiento global) por lo cual, con lo que ahorro, después puedo permitirme viajes que en mi país (España) se considerarían muy largos, pero en otros como Australia, se podrían considerar de duración moderada.Como comentaba anteriormente, tengo una vida sobria, gasto poco en cosas superfluas (me gusta mucho el discurso de Pepe Mujica) por lo cual, suelo ahorrar bastante para no tener que preocuparme demasiado de lo que gasto en un momento concreto. Creo que en realidad es un poco como la alimentación, si te cuidas en qué comes cada día, nunca tendrás que hacer una dieta.Esta pregunta es verdaderamente difícil porque no es posible separar la experiencia objetiva de visitar un país, del estado de ánimo en que nos encontremos. Realmente disfruté tantísimo en tantos sitios que me duele decir uno en concreto. Por experiencia bizarra, ecléctica e inesperada, diré que me quedará siempre en la memoria L'viv en Ucrania.Suelo llevar ambas, porque ya me ocurrieron situaciones poco amigables en el que o la falta de efectivo, o de tarjeta me supuso un tormento. Primero me informaría de la situación del cambio de divisa del país, y luego elegiría el monto de efectivo que llevo. Aunque debo decir que en general, prefiero llevar poco dinero en metálico encima por eso de viajar ligero (de peso y de preocupaciones).Utilicé la que tenía en España siempre que viajé. Ya me aseguré que sacar dinero de los cajeros era más o menos conveniente. Para esto también son muy útiles las tarjetas que no te cargan por sacar dinero en el extranjero ni por el cambio de divisa. Cuando viví más de 10 meses en un país, sí que tuve que abrir una cuenta, pero eso no se debe considerar "estar de viaje".Contrato SIEMPRE un seguro médico cuando viajo fuera de la Unión Europea. Como anécdota una vez contraté uno, quise llamar al número de emergencia y me contestaban en francés. Ahí aprendí, a que no había que tontear ni intentar ahorrar dinero en esto, ya que en caso de que algo malo ocurriera en el extranjero, lo peor que te puede pasar, es que además no puedas contactar con tu seguro en un idioma que tu hables.Infinidad de cosas, siento que cada vez que me voy de viaje estoy en una lección intensiva de vida. Además uno de los beneficios colaterales y no tan obvios, es el prisma que te da al volver a tu lugar de origen o de residencia. Relativizar los problemas del mundo ayuda mucho. Tanto para discernir lo que es poco importante como los retos esenciales que afrontamos como raza y como planeta (extrema diferencia de riqueza, escasez de recursos, extinción de especies, cambio climático...). Volver a la rutina después de viajar, se puede considerar como otro viaje en sí mismo, ya que si al irte a otro lugar, analizas los elementos que te son extraños, al volver, sueles revisualizar tus rutinas y lo que te es "normal" desde otra perspectiva. Aun así, este estado es transitorio y al final te acostumbras de nuevo. Volver a la zona de confort también es necesario para que el cerebro descanse y recargue energía.Viajar solo es algo que me gustaría decir que debería hacer todo el mundo en su vida: creo que a veces nos olvidamos de vivir según nuestros propios intereses, para intentar agradar a todo el mundo. O incluso lo contrario, basamos nuestra actividad en evitar los problemas o la gente que nos desagrada.
El viajar solo nos obliga a pasar por este trance, a pensar en nosotros, en resolver las dificultades sin mucha ayuda y en elegir a dónde seguir e incluso con quién. Esto es tan extraño en la sociedad actual, que parece que tengamos que buscar la excusa de irnos de viaje para hacerlo, pero lo cierto, es que no es necesario gastarse un dineral ni irte a un sitio remoto para experimentarlo. Hace falta una actitud viajera en la vida y un poco de reflexión diaria.Seguramente el mejor consejo que puedo dar es que equivocarse es normal, pero que hay que observar mucho (donde fueres haz lo que vieres) e intentar aprender de los errores, esto sirve para minimizar las malas experiencias que, ten por seguro, ocurrirán. Eso y que las expectativas siempre hay que mantenerlas lo más bajas posible.
A mi me gusta pensar que si por lo que fuera, un viaje no cumple las cotas esperadas de diversión, de aprendizaje o digamos relax, lo que seguro que te brinda, es una gran experiencia de la que aprender algo para el futuro.La tarjeta N26 You es la que mejor se adapta a tu rutina del día a día y a tu personalidad viajera y exploradora. Y no lo decimos por una sola razón, sino por muchas, porque con tu Mastercard N26 You puedes realizar retiradas de efectivo sin comisiones en cualquier cajero del mundo y pagar en cualquier moneda con el tipo de cambio oficial de Mastercard, sin cargos añadidos por tratarse de otra divisa. Además incluye un seguro de viaje que te protege estés donde estés. Sal a conocer mundo con N26 You en el bolsillo.
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Descubre cómo ahorrar con subcuentasDe todos los países que has visitado, ¿cuál es el que más te ha gustado?
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¿Tienes una cuenta bancaria diferente para usar en tus viajes o usas la que tienes en España?
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¿Qué crees que te aporta viajar?
¿Cómo es volver a la rutina y a tu ciudad después de viajar durante varios meses? ¿Te cuesta adaptarte a tu ritmo de vida anterior?
¿Por qué viajas sólo? ¿Lo recomiendas?
¿Qué consejo darías a alguien que va a emprender su primer viaje largo, o cuál te hubiese gustado que te hubiesen dado a ti antes de hacerlo?
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