Una mujer sentada mirando la cámara.

Así es como el síndrome del impostor te impide ganar más dinero

¿Dudas de tus propios éxitos y talentos? En ese caso, es posible que padezcas el síndrome del impostor. Aquí te explicamos cómo pone trabas a tu carrera y cómo deshacerte de él.

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La sociedad actual es una constante carrera de obstáculos tanto para hombres como para mujeres. Los prejuicios de género y los estereotipos se resisten a desaparecer y afianzan estructuras y mentalidades sociales anticuadas. Pero, especialmente las mujeres, se enfrentan a estos obstáculos una y otra vez, sobre todo en lo referente a su carrera profesional, tanto de manera física como mental. Uno de los obstáculos psicológicos más complicados y frecuentes es el llamado síndrome del impostor (en inglés, imposter syndrome), que nos hace dudar de nuestras propias capacidades y logros, con los efectos negativos que ello conlleva para nuestra carrera profesional. Aquí te explicamos cómo detectar si padeces este popular síndrome del que seguro, has oído hablar, y te contamos cuál es la mejor forma de lidiar con esas dudas.

Sentir que eres un impostor

Por experiencia propia, sé lo difícil que puede llegar a ser admitir que padeces síntomas del síndrome del impostor y lo estresante que puede resultar. Al principio se trata tan sólo de pequeños pensamientos de duda que, como una lluvia fina, apenas los percibes durante el día a día en el trabajo. Un pensamiento pasa brevemente por tu cabeza, lo desechas y sigues adelante. Pero las gotas sigue cayendo sin parar y va formando charcos de pensamientos cada vez más incómodos que ponen en tela de juicio tus propias capacidades. De repente, te cuestionas cada proyecto y tarea que has llevado a cabo:

«¿Estaba bien hecho?»

«¿Podría o debería haber hecho más?»

«¿Y si todos se dan cuenta de que, en realidad, no tengo ni idea de lo que estoy haciendo?»

La primera vez que te ves atrapado en este bucle mental, no es nada fácil salir de él, ya que minimizas constantemente tus capacidades, experiencia y logros, y crees que no estás a la altura de este u otros puestos de trabajo. Lo peor de esto es que, la mayoría de las veces, estás mucho más que a la altura, aunque tu subconsciente te diga lo contrario. 

Aunque hay estudios que demuestran que el síndrome del impostor se manifiesta indistintamente en todos los niveles demográficos, parece que las mujeres son las más afectadas. Pero ¿es esto cierto? Y, ¿en qué consiste exactamente?

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¿El síndrome del impostor afecta más a las mujeres que a los hombres?

El fenómeno del síndrome del impostor se describió por primera vez a finales de los años 70 en un artículo de las psicólogas Pauline R. Clance y Suzanne Imes, titulado «El fenómeno de la impostora en las mujeres de alto nivel: dinámica e intervención terapéutica». Según su estudio, el síndrome del impostor provoca un sentimiento de falsedad intelectual por el que una persona no cree que su rendimiento y sus éxitos se deban a sus propias capacidades, las cuales minimiza. En un principio, Clance e Imes creyeron que el síndrome del impostor afectaba principalmente a las mujeres que ocupaban altos cargos. De hecho, muchas investigaciones apuntan a que las mujeres son las que más sienten que son unas farsantes. 

Un estudio de KPMG del año 2020 demostró que el 75 % de 750 mujeres encuestadas, todas ellas directivas de alto nivel, han padecido el síndrome del impostor en algún momento a lo largo de su carrera profesional. Es más, el 85 % afirmaron que el síndrome del impostor se manifiesta en casi todas las mujeres que trabajan en empresas estadounidenses. Por otra parte, el 74 % de las encuestadas declararon que sus compañeros hombres en puestos similares casi nunca dudaban de sí mismos. 

Si bien hay estudios que demuestran que el síndrome del impostor puede aparecer en todas las capas demográficas y en ambos sexos, habría que preguntarse si podría ser una enfermedad propia de una sociedad que sigue arrastrando una lacra de machismo estructural. Los estereotipos sexistas siguen presentes en todas las capas de la sociedad y hacen que a las mujeres les cueste creer en sus propias capacidades o posibilidades. 

Afirmaciones como «Las mujeres no sirven para mandar porque se dejan llevar por sus emociones» o «A las mujeres no se les dan bien las matemáticas ni las ciencias» acompañan a muchas mujeres desde su infancia y se traducen en creencias que, más adelante, pueden tomar la forma de un síndrome del impostor. No pocas veces, también se establece una relación directa entre el atractivo de las mujeres y su intelecto, lo cual las reduce automáticamente a su apariencia física. 

Obviamente, tanto hombres como mujeres también pueden dudar de sus propias capacidades sin ninguna influencia social externa, pero es cierto que por lo general las mujeres suelen ser más duras consigo mismas. Y no lo decimos nosotros: el estudio «El cliché de que a las chicas les falta talento: una investigación mundial», de Clotilde Napp y Thomas Breda pone de relieve que las mujeres suelen achacarse los errores a sí mismas y suponen que, simplemente, les falta talento y conocimientos; mientras que los hombres suelen achacar los fracasos y errores a factores externos.

Así es como el síndrome del impostor perjudica tu carrera profesional

La consecuencia lógica de dudar de ti mismo es que tu desarrollo se ve entorpecido. Pero la cosa se complica cuando estas dudas tienen una influencia directa en tu carrera profesional, sobre todo si eres mujer. Debido a la brecha salarial y a otras desigualdades económicas y sociales de nuestra sociedad, las mujeres siguen siendo las perjudicadas de la situación. En 2022, las mujeres ganaron un 18 % menos por hora trabajada. Es más, en Alemania, debido a la brecha de las pensiones, las mujeres perciben pensiones de jubilación un 59,6 % inferiores a las de los hombres. Es decir, que, ya de por sí, las mujeres ni siquiera pueden permitirse dudar de sí mismas un solo instante. Sin embargo, a muchas se les interpone en su camino el síndrome del impostor a lo largo de su vida laboral, que perjudica su ascenso financiero y profesional.

Si bien el síndrome del impostor no es una enfermedad reconocida como tal, esta manifestación extrema de la duda en uno mismo puede acarrear síntomas psicológicos como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. La ansiedad suele limitar la capacidad de concentración, mientras que la depresión tiene efectos devastadores para el ánimo y la motivación, lo cual, a su vez, conlleva una reducción del rendimiento. De este modo, caes rápidamente en un círculo vicioso de dudas profundas y trastornos mentales que limitan tu rendimiento.

Tener la autoestima baja también puede perjudicar tu carrera profesional rápidamente, ya que la duda en uno mismo, puede acarrear huir de oportunidades o miedo a aprovecharlas. Incluso si no padeces ningún síntoma psicológico, padecer el síndrome del impostor es suficiente para «eludir» tu progreso financiero y profesional. Por miedo a no estar a la altura de nuevas tareas o a que se descubra su falta de capacidades, muchas personas ni siquiera se atreven a solicitar puestos más altos y mejor remunerados, y se quedan estancadas en su carrera profesional. 

Esto supone automáticamente, especialmente para las mujeres, quedarse estancadas en un nivel salarial determinado, mientras que la mayoría de los hombres las adelantan y ocupan puestos de mayor nivel y responsabilidad, independientemente de si están más capacitados o no que sus compañeras.

Cómo deshacerte de las dudas, y acabar con el síndrome del impostor

¿Es posible acabar para siempre con el síndrome del impostor y sus consecuencias mentales? Quizás no. Es normal que de vez en cuando esos antiguos pensamientos vuelvan a hacer acto de presencia en momentos de más inseguridad, miedo o estrés, sobre todo es momento de enfrentar una tarea para la que no nos vemos capacitados. 

Pero no desesperes, hay formas de lidiar con esta patología, y te las explicamos a continuación. En primer lugar, te ayudará hacer un repaso de tus talentos, tu experiencia (profesional), tus conocimientos y capacidades, para ser consciente de que, sin duda, estás más que capacitado para tu trabajo o para una tarea específica. Probablemente, te darás cuenta de que la posibilidad de que alguien descubra que eres un farsante es prácticamente nula.

Tus mentores y compañeros también pueden ayudarte a dudar menos de tus capacidades y tu rendimiento. Pregúntales y pídeles feedback sincero sobre tu forma de trabajar, tu comunicación y tu forma de llevar a cabo proyectos y tareas. 

También puede ser de ayuda dar con libros como  «How Women Rise: Break the 12 Habits Holding You Back» de Marshall Goldsmith y Sally Helgesen, en el que sus autores describen 12 hábitos que suelen frenar la carrera profesional de una mujer, entre ellos, «la trampa del perfeccionismo», «la expectativa de que otras personas, de pronto, se den cuenta de nuestro trabajo y lo valoren», «menospreciarte a ti misma» o «no atribuirte tus éxitos a ti misma». No todos estos hábitos tienen por qué darse en todos los casos, pero estas pequeñas cosas pueden tener graves consecuencias para tu autopercepción, causandote dudas sobre ti misma que incluso pueden acabar dando lugar al síndrome del impostor. En cualquier caso, este libro puede ayudarte a replantearte tu conducta y mentalidad frente a tu carrera profesional y tu éxito. Y, en el mejor de los casos, mejorarla. 

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Por Kassandra Pavlidis

Content Marketing Specialist, DACH

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