¿Por qué nos hace más felices dar regalos que recibirlos?
Hacer regalos nos hace más felices que recibirlos. Hoy te damos las claves para entender este fenómeno.
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Cada vez que se acercan las Navidades, muchos nos enfrentamos a la perspectiva de tener que abrirnos paso a codazos por calles abarrotadas para encontrar un libro, unos calcetines o una caja regalo de paradores con música de Louis Armstrong como telón de fondo. Y aunque esta perspectiva pueda dar ganas de salir corriendo, lo cierto es que al común de los mortales nos hace más felices dar regalos que recibirlos.Entre las Navidades, los cumpleaños, los santos, el día mundial del sobrino o San Valentín, las ocasiones para dar y recibir regalos son cada vez más numerosas. Esta cultura del regalo ha despertado el interés de numerosos expertos que han tratado en los últimos años de analizar la repercusión que tienen los regalos en nuestro estado de ánimo:Elisabeth W. Dunn, profesora de Psicología Social en la Universidad de British Columbia (UBC), realizó en el año 2010 un estudio en el que llegó a la conclusión de que las personas son más felices cuando regalan algo a alguien que cuando se gastan dinero en sí mismos. Esta conclusión vendría a confirmar la hipótesis según la cual los actos relacionados con la generosidad estarían situados en el hemisferio derecho, la parte de nuestro cerebro encargada de nuestra conducta emocional o, lo que es lo mismo, nuestra facultad para expresar e identificar emociones.Según otro estudio realizado también en la Universidad de British Columbia y publicado en el 2011 en la revista científica estadounidense PLOS ONE de la Public Library of Science, las conclusiones a las que llegó la psicóloga social Elisabeth W. Dunn el año precedente son igualmente válidas para los más pequeños. Entre los participantes de este estudio se encontraban únicamente niños menores de dos años a los que se les daba en un primer momento golosinas para que luego vieran cómo un adulto le daba unas golosinas a un peluche y luego le regalaba las golosinas de una tercera persona al peluche. En la última etapa de este estudio en el que dos psicólogos medían las reacciones de los participantes de una escala del 1 al 7 en la que 1 correspondía a “nada feliz” y 7 a “muy feliz”, los niños debían dar golosinas al peluche. Las expresiones faciales de los pequeños demostraron que les hacía más felices dar sus golosinas al peluche que recibirlas.Un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago y de la Northwestern University de Boston llevó a cabo dos experimentos que confirmaron que la satisfacción que sentían los sujetos del estudio que hacían regalos disminuye mucho más despacio que la de los participantes que recibían regalos o que se los hacían a sí mismos.En el primer experimento, los participantes recibían 5 € al día durante 5 días para luego ser divididos en dos grupos: los integrantes del primer grupo tenían que darle el dinero a terceras personas haciendo por ejemplo donaciones a ONG mientras que los integrantes del segundo grupo debían gastarse el dinero en ellos mismos.Las 500 personas que participaron en el segundo experimento jugaron a un juego de palabras online en el que ganaban 5 céntimos en cada ronda. Al acabar tuvieron que decidir si quedarse con el dinero que habían ganado o regalarlo.Los resultados de ambos experimentos confirmaron que los niveles de satisfacción de las personas que regalaban el dinero que se les daba eran más elevados y duraderos que los de los participantes que se lo quedaban para gastarlo en lo que quisieran. Cuando hacemos o recibimos un regalo, en nuestro cerebro se producen reacciones con sustancias químicas como la dopamina, la serotonina, las endorfinas o la oxitocina. Mientras que la oxitocina, hormona relacionada con los vínculos sociales, se libera cuando damos un regalo a alguien por el que tenemos afecto; la serotonina, sustancia que determina nuestro estado de ánimo, se libera también aumentando nuestra sensación de bienestar. También es cierto que no saber qué regalar puede generarnos sensaciones de inseguridad y una ansiedad que en ocasiones se prolonga hasta que la persona que recibe el regalo lo abre. En el caso de que su reacción sea negativa, lo más probable es que nos sintamos decepcionados. Por otro lado, la persona que recibe el regalo puede sentirse presionada para mostrar una satisfacción que a lo mejor no siente realmente. Los regalos son al fin y al cabo una manera de mostrar afecto a las personas que queremos y no deberían generarnos ansiedad de ningún tipo. Si comprar regalos a tus familiares y amigos te genera más estrés que mirar tu cuenta bancaria después de una noche de fiesta, trata de hacer las cosas de otra manera. Haz regalos originales como una entrada a la ópera o un billete de avión e intenta no obsesionarte con las reacciones que puedan generar. Al fin y al cabo, la intención es lo que cuenta.A todos nos gusta hacer regalos, a menudo incluso más que recibirlos, pero es importante que te asegures de que puedes permitírtelos. Una cuenta bancaria N26 incluye funcionalidades que te ayudarán a administrar tu dinero. Por ejemplo, Espacios es una funcionalidad gratuita que te permite crear subcuentas para separar tu dinero según tus planes y proyectos. Crea uno que se llame "Regalos" y transfiere un poquito (o mucho) cada mes para que no te pille el toro cuando llegue el momento de comprar. Además, los titulares de cuentas premium pueden disfrutar de ofertas exclusivas en nuestras marcas asociadas.
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