Mesa afuera con limones y vajilla.

¿Por qué gastamos más dinero cuando hace buen tiempo? Descubre cómo los cambios de estación afectan a tu bolsillo

Empieza la primavera, los días son más largos, pasamos más tiempo fuera de casa y… ¡gastamos más! Sigue leyendo para saber cómo los cambios de estación afectan a tu bolsillo.

6 min de lectura

La primavera la sangre altera; aunque, aparentemente también nuestra cartera. Con el final del invierno se producen cambios evidentes: los pájaros trinan en las ramas de los árboles, las sandalias y los pareos sustituyen a las bufandas y las botas en nuestro fondo de armario, y nuestros gastos cotidianos se disparan. A continuación, te contamos por qué gastamos más dinero durante las estaciones de primavera y verano y qué puedes hacer para no caer en la ruina entre los meses de marzo y septiembre.

Por qué suben los gastos en las estaciones más cálidas

Es innegable que épocas como la Navidad, con sus innumerables cenas fuera de casa y la compra de regalos para familiares y amigos, no suponen precisamente un respiro para nuestro bolsillo. Pero la brevedad de las fiestas y la temida cuesta de enero, acaban mitigando el impacto de las Navidades en nuestros ahorros.

Con la llegada de los meses más calurosos del año, las tentaciones para gastar dinero a espuertas se multiplican y, entre otras cosas, esto se debe principalmente al simple hecho de que pasamos mucho más tiempo fuera de casa. Pero no pierdas la esperanza: con los consejos que te proponemos a lo largo de este artículo, podrás mantener los gastos superfluos a raya sin esfuerzo. 

Qué gastos suben más y cómo reducirlos

Es evidente que los gastos típicos del otoño y el invierno como la luz y el gas bajan considerablemente durante los meses más cálidos del año. Esto no quiere decir que la llegada de la primavera suponga un respiro para nuestros ahorros, como ya hemos avanzado al principio del artículo. 

Si tú también observas cada año con preocupación cómo la subida de las temperaturas echa por tierra tus planes de ahorro, la lista que hemos confeccionado con los principales gastos de primavera y verano y los consejos que te proponemos para limitarlos, te ayudará seguramente a recibir el equinoccio de primavera con alegría.

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Hostelería

Si algo nos gusta en España, es salir a tomar algo. En cuanto el sol empieza a brillar con intensidad, esta tendencia no hace más que acentuarse. Quedar con los amigos en una terracita se convierte sin duda en uno de los planes más populares en cuanto empieza la primavera. Según datos recabados por Business Insider, en los 3 meses que dura el verano, los españoles consumen un tercio de toda la cerveza que ingieren a lo largo del año. Si nos fijamos en otros productos más “estacionales” como el helado, la mitad del total de helados que se consumen durante todo el año en España, se concentra en los meses más cálidos. 

Tampoco te vamos a decir que te encierres en casa sin ver a tus amigos para limitar este tipo de gastos, pero a lo mejor puedes proponerles planes más baratos como hacer senderismo, un picnic, o comer en la playa si tienes la suerte de vivir cerca del mar.

Cambio de armario 

Nos guste o no, los cambios de estación suelen regalarnos inolvidables momentos cuando nos toca acarrear ropa entre nuestra casa y el trastero durante una agradable tarde domingo. Sin embargo, los cambios de armario no son siempre suficientes para cubrir nuestras necesidades de ropa para afrontar las nuevas temperaturas. El resto puedes imaginártelo: visitas a Zara o Calzedonia para dejarse el sueldo en bañadores, vestidos, camisetas y chanclas. 

Para evitar que este tipo de compras te desbarajusten el presupuesto, basta con comprar la ropa de primavera-verano fuera de temporada, aprovechar las rebajas o comprar ropa de segunda mano. Si optas por las compras online, existen tiendas que ofrecen envíos y devoluciones gratuitos que te permitirán gastar lo menos posible por renovar tu vestuario.

Electricidad

Es cierto que cuando nos llega la factura del gas y la electricidad en invierno, muchos la abrimos con el miedo metido en el cuerpo. El problema es que el aumento de las temperaturas no implica necesariamente un descenso total en el gasto en el consumo de energía de los hogares, ya que aunque aumenten las horas de luz y no haga falta poner la calefacción o darse duchas con agua hirviendo, en la mayoría de puntos de España resulta prácticamente imposible prescindir de los ventiladores o del aire acondicionado durante los meses de julio y agosto.

Además de los remedios caseros como pegarse duchas de agua fría para combatir el calor, existen una serie de trucos como el uso de bombillas LED o de los electrodomésticos durante las horas valle con los que podrás ahorrar bastante dinero en tu factura de la luz.

Vacaciones 

Muchas personas tratan de controlar sus gastos a lo largo del año para luego disfrutar de sus vacaciones de verano por todo lo alto: 15 días en Cancún o una semanita en París, estancias en hoteles 5 estrellas, homenajes gastronómicos… Aunque todos estos planes pueden parecer una buena idea en un primer momento, un rápido vistazo a la cuenta corriente puede acabar demostrando lo contrario.

Según Miguel Carmiña, CEO de Micappital, las vacaciones son “un gasto adicional que se sale de la rutina financiera. En nuestro día a día, cuando vamos a trabajar, no gastamos tanto. Por eso es más probable que en estos meses muchas personas acaben por endeudarse en vacaciones.” Para evitar endeudarse, Carmiña recomienda preparar de antemano un presupuesto basado en los gastos de años anteriores y dedicado exclusivamente a las vacaciones. Esto nos permitirá disfrutar del verano sin preocupaciones.

Hábitos de compra

Un estudio de la Universidad de Sun Yat-sen, en China, demostró que al mejorar nuestro estado de ánimo durante los meses más cálidos, nuestra confianza en las opiniones de los demás aumenta. Lo más seguro es que los resultados de esta investigación no hayan revolucionado la manera en que ves el mundo, ya que es completamente lógico que si estamos más animados seamos más sugestionables para ir de compras y gastarnos el dinero en cosas que a lo mejor no necesitamos.

Para evitar este tipo de conductas, basta con recurrir a algunos mecanismos como tomarse un tiempo antes de tomar la decisión de comprar algo, o apuntarte a un plan, usar dinero en metálico para controlar mejor tus gastos o reservar una cantidad de dinero extra para tus caprichos.

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