Por qué no hace falta ser rico para invertir en arte

Invertir en arte no es solo para personas superricas. Te explicamos cómo este tipo de activo único en su especie está ganando nuevos coleccionistas cada vez más jóvenes.
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Invertir en arte puede parecer un lujo, pero no está solo al alcance de personas superricas. De hecho, es más accesible y emocionante de lo que seguramente piensas. Los inversores jóvenes lideran el mercado del arte, ya que gastaron más en bellas artes que el resto de grupos de edad en 2020A estos coleccionistas no solo les motivan las posibles ganancias financieras, sino que también los mueve la pasión por el arte: el 95 % afirma que la conexión emocional es clave a la hora de adquirir una obra. Así pues, si quieres diversificar tu cartera con un brochazo extra de creatividad, invertir en arte puede ser lo tuyo.

Invertir en arte puede ser tu obra maestra

Cuando hablamos de inversiones, solemos pensar en acciones, bonos o bienes inmuebles. Sin embargo, cada vez hay más personas interesadas en invertir en arte sin necesidad de acudir a las multimillonarias subastas de Sotheby's. Uno de los motivos por los que la gente invierte en arte es que suele conservar su valor a lo largo del tiempo. A diferencia de la bolsa, el arte es menos propenso a los altibajos. Durante la pandemia de 2020, sin ir más lejos, el mercado del arte se mantuvo estable mientras el resto de mercados se desplomaban.Más allá de su atractivo financiero, invertir en arte puede resultar muy gratificante si realmente te apasiona. Aunque una obra no multiplique su valor, la satisfacción y el placer estético que aportan pueden convertirla en una inversión que merece la pena. 

Ojo con sus inconvenientes

Invertir en arte también tiene sus desventajas. Para empezar, el arte acarrea un sinfín de gastos adicionales. Las casas de subastas y los marchantes suelen cobrar abultadas comisiones cuando compras o vendes una obra. A esto habrá que añadir el coste por la contratación de un seguro en el caso de que quieras proteger tu inversión frente a daños o robos. Verificar la autenticidad de una obra también resulta crucial, ya que las falsificaciones pueden afectar hasta a los coleccionistas más avezados. Si puedes, también es recomendable contratar una tasación para confirmar el valor monetario de la obra.Y, a diferencia de las acciones, no puedes vender una obra de arte así como así cuando necesites el dinero. Invertir en arte es una estrategia a largo plazo: una obra puede tardar años o incluso décadas en aumentar su valor de forma significativa. Cuando quieras venderla, puede que te cueste encontrar un comprador, o puede que la obra se venda en una subasta por menos de lo que esperabas. 

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Illustración de una mano que sostiene un teléfono móvil que muestra una aplicación de inversión.

De Banksy a Botticelli: hay arte para todos los bolsillos

Elegir la obra de arte adecuada para invertir es más un arte que una ciencia, ya que, según... (viendo lo que sigue en el párrafo, parece imposible calcular el valor de una obra). Según el Informe sobre el mercado del arte de la TEFAF, tan solo el 1 % de los artistas son responsables de más de la mitad de las obras que se venden en todo el mundo. No hay manera de predecir qué artistas se convertirán en superestrellas, ni de garantizar la rentabilidad de tu inversión. Además, el tipo de arte en el que inviertas dependerá en gran medida del dinero que quieras gastar. En general, hay tres categorías de arte para invertir: emergente, establecido y de primera categoría o «blue chip».

Artistas emergentes

Comprar obras de artistas emergentes suele resultar más asequible, aunque también más arriesgado. Estos artistas están empezando su carrera y algún día podrían hacerse famosos. Por ejemplo, los primeros compradores de la obra de Jean-Michel Basquiat en los años 70 han ganado muchísimo dinero en las casas de subastas actualmente, pero tuvieron que adquirir las obras antes de que se hiciera famoso para lograrlo.Dicho esto, nadie puede garantizarte que un artista vaya a saltar a la fama y su obra se revalorice. Esta categoría es más adecuada para los verdaderos amantes del arte que tengan menos dinero y a los que no les importe la incertidumbre que supone apostar por una joven promesa.

Artistas establecidos

Si la apuesta por artistas emergentes te parece demasiado arriesgada y tienes un poco más de dinero para invertir, puedes optar por artistas establecidos o que están a mitad de su carrera. Estos artistas ya se han labrado una reputación en el mundo del arte, con ventas consistentes en las casas de subastas y una rentabilidad probada. Artistas contemporáneos como Banksy y Damien Hirst entran en esta categoría. Si bien los artistas establecidos no se venden a tan alto precio como los de primera categoría, son relativamente conocidos y les sigue una legión de coleccionistas y comisarios de arte. Esto hace más probable que sus obras mantengan su valor a lo largo del tiempo o incluso lo incrementen.

Artistas de primera categoría o «blue chip»

Los artistas de primera categoría son los pesos pesados del mundo del arte, como Monet, Picasso o Cezanne. El término «blue chip» proviene del mundo financiero, donde las acciones de las empresas más sólidas, reconocidas y fiables se denominan «blue chip». Las obras de este tipo de artistas se venden a precios más elevados, por lo que adquirirlas supone un desembolso considerable. Pero, como se trata de artistas de primer nivel cuya obra se exhibe en los museos más prestigiosos, el valor de sus obras suele ser muy estable. Hay índices como Artprice100 que siguen y documentan los cien artistas que más han vendido en las subastas durante los últimos cinco años. Si te interesa un artista de primera categoría, podrás consultar los precios de venta de sus obras en las subastas más recientes.

Dar el salto: cómo comprar una obra de arte

¿Quieres iniciarte en el mundillo de la inversión en obras de arte y no sabes por dónde empezar? Pues hay muchas formas de comprar arte, cada una con sus pros y sus contras.El sector del arte se divide en dos mercados principales: el primario y el secundario. El primario consiste en las obras que venden directamente los artistas o sus representantes. En el mercado secundario, las obras de arte vendidas en subastas, en ferias o entre particulares son de segunda mano. Comprar en el mercado secundario puede resultar menos arriesgado, ya que sabes a qué precio se ha vendido la obra en el pasado. Esto hará que tu inversión sea más predecible. Pero antes de dar el salto e invertir en una obra de arte, que no se te olvide...
  • Autentificarla: ¡no te dejes engañar por una falsificación! Asegúrate siempre de que la obra que vas a comprar ha sido autentificada por un experto fiable.
  • Investigar: conoce al artista, la historia de la obra y sus ventas anteriores para saber lo que estás comprando.
  • Elegir obras que te gusten: el arte no es solo una opción financiera, sino también personal y cultural. Invertir en obras de arte que realmente te gusten es una forma de cultivar tus gustos estéticos y apoyar a los artistas que admiras.

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