Una pareja parada junta.

Lidiar con la desigualdad económica y prosperar como pareja

Cómo acortar la brecha salarial de tu relación y sentar las bases para un futuro económico estable.

8 min de lectura

Compartir gastos en pareja puede ser una buena forma de potenciar vuestro poder adquisitivo y fortalecer la comunicación. ¿Pero qué pasa si una persona se está haciendo de oro y la otra apenas tiene para llegar a fin de mes? Incluso si la diferencia salarial no es tan grande, es normal que una pareja tenga discusiones cuando uno gana claramente más que el otro. El conflicto no solo surge a raíz de tener hábitos de gasto distinto. La desigualdad económica puede estar relacionada con temas más complicados, como deudas o vergüenza por no tener dinero. No obstante, la diferencia de ingresos no tiene por qué ser una señal de desastre. Con un poco de empatía y buena comunicación, una pareja también será capaz de construir un futuro económico en común.

La desigualdad económica puede acabar en discusión

Según una encuesta de Verivox y Parship realizada en Alemania, un 35 % de adultos afirma que el dinero es la mayor fuente de conflicto en la relación con su pareja. Aunque estas discusiones por temas económicos no tienen por qué hacer que una pareja se rompa, el dinero no deja de ser una cuestión delicada. La desigualdad económica es la causa de tensión más frecuente; a raíz de ella surgen temas complejos que pueden poner a prueba cualquier relación. A veces, puede causar un desequilibrio de poder en el que uno de los miembros de la pareja toma la mayoría de decisiones económicas sin consultar al otro. La culpa y la vergüenza podrían colarse en la relación poco a poco. Por difícil que sea, entender los distintos factores que pueden agravar la desigualdad es solo la mitad del camino para dar con la solución.

Dinámicas de poder desiguales

Dejando de lado las utopías, la realidad es que los salarios pueden variar en gran medida según la carrera profesional. Por si fuera poco, muchas personas tienen que gestionar su vida profesional y familiar al mismo tiempo, lo que puede afectar a su salario neto. En algunas parejas esto puede llevar a dinámicas de poder desiguales, en las que la persona con mayor poder adquisitivo asume un rol más autoritario a la hora de tomar decisiones económicas. Cuando se hable del tema, la discusión deberá ser sincera y en situación de igualdad para ambos. Si no, la persona con un sueldo mayor —conscientemente o no— decidirá cómo gestionar las finanzas de la pareja, dejando una sensación de impotencia en la otra persona. Estas luchas de poder pueden colarse en otras áreas de la relación, lo que afectará a vuestra dinámica general y provocará resentimiento.

Los secretos

Cuando hay una situación de desequilibrio económico, algunas personas empiezan a ser más secretistas con el dinero. Las inseguridades por el salario o incluso la culpa por ganar más que tu pareja pueden hacer que os resulte difícil ser sinceros con temas de dinero. Aunque es importante que ambos miembros de la pareja conserven su independencia económica, guardar secretos sobre vuestras finanzas puede dañar la confianza y deteriorar la relación con el tiempo.  

Lidiar con la culpa y la vergüenza

La desigualdad económica también puede provocar sentimientos de culpa y vergüenza en la relación. La persona que gane más puede que se sienta culpable por su situación y por estar escalando en su carrera profesional. Por otro lado, la persona que gana menos podría sentirse culpable por no poder contribuir tanto a la economía del hogar y podría intentar solucionarlo sacrificando sus necesidades o deseos. De cualquier manera, si no gestionamos estos sentimientos, podrían transformarse en enfado y resentimiento.

La presión de los estereotipos de género

Parece que los estereotipos de género nunca mueren. Según un estudio de la Universidad de Bath, para los hombres heterosexuales cisgénero suele ser complicado que su pareja gane más que ellos. Durante quince años, la investigación hizo un seguimiento de 6.000 parejas heterosexuales y descubrió que los hombres cis son más felices cuando ambos miembros de la pareja pueden contribuir a sus finanzas — ¡pero solo hasta cierto punto! Cuando las mujeres empezaban a ganar más del 40 % de los ingresos del hogar, el estrés de los hombres aumentaba. Una de las últimas encuestas de YouGov también constató que un 60 % de hombres cis en relaciones heterosexuales ganaba más que su pareja, y un 40 % de ellos sentía que era el responsable principal de mantener a la familia. 

La presión de la sociedad puede causar mucho estrés a los hombres cis en relaciones heterosexuales. No solo eso, también podría hacer que se sintieran amenazados por el éxito y los logros de sus compañeras. Lo mires por donde lo mires, es una situación en la que sólo puedes salir perdiendo.

Cómo superar la desigualdad económica

Aunque la desigualdad económica supone grandes desafíos, superar estas dificultades y convertiros en una pareja cada vez más fuerte es posible. La clave está en priorizar una comunicación sincera, esforzarse por entender al otro y sus opiniones económicas, así como encontrar oportunidades para alcanzar un compromiso mutuo. Aunque exista una diferencia salarial, si tenéis claras estas bases, podréis empezar a trabajar juntos por un futuro económico equitativo. Analicémoslo más de cerca.

1. Comunícate, una y otra vez

Una buena comunicación es clave para hacer frente a la desigualdad económica. Hablar de ello de forma sincera os puede ayudar a abordar inseguridades, molestias, resentimiento u otras emociones negativas derivadas de la diferencia salarial. Además, tener una buena comunicación es un prerrequisito para otras estrategias útiles para afrontar la desigualdad salarial. Evitar una discusión sólo pospondrá el problema.

2. Sinceridad y empatía

Como ya hemos mencionado, la disparidad salarial en una pareja puede sacar a relucir sentimientos complicados. Es importante que ambas partes sean capaces de asumir y expresar sus sentimientos, sin importar el caos que podrían provocar. Tendréis que ser valientes, sinceros y no juzgaros el uno al otro. Al compartir vuestras experiencias y opiniones, podréis entender mucho mejor cómo afecta la desigualdad económica a vuestra relación. Recuerda escuchar a tu pareja con atención y hacerle preguntas relevantes. En definitiva, abordar las conversaciones sobre dinero con empatía os puede ayudar a mitigar el conflicto y rebajar la tensión.

3. Encontrad vuestros puntos en común

Descubrid en qué estáis de acuerdo, mostrad interés por las creencias del otro y por su mentalidad frente al dinero. Cómo veis el dinero cada uno, cómo os sentís y qué pensáis sobre vuestros hábitos de gasto, cómo os hace sentir el dinero... Hablar de todos estos temas es indispensable. Además, os podría ayudar a entender cuál es la mejor manera de ayudaros el uno al otro. 

Compartir vuestras experiencias personales también os ayudará a entender los motivos subyacentes que hay detrás de la forma de gestionar las finanzas de cada uno. Es importante que entendáis vuestros límites financieros, las expectativas y cuánta independencia necesitáis. A su vez, esto os permitirá gestionar vuestras finanzas desde una perspectiva beneficiosa para ambos. Todo es cuestión de ponerse de acuerdo y avanzar juntos hacia delante.

4. Haced un presupuesto común equitativo

Hacer un presupuesto en común es una buena forma de fomentar la igualdad y trabajar juntos como pareja. No obstante, si la diferencia salarial es muy grande, la persona que gana menos podría tener problemas para contribuir a los gastos en común con la misma cantidad. Un enfoque más justo que funciona para algunas parejas es contribuir a los gastos con el mismo porcentaje de su sueldo neto. Pagar los gastos de forma proporcional os puede ayudar a sentir que los dos contribuís por igual, incluso si no pagáis lo mismo.

Eso sí, no te olvides de modificar el presupuesto si las circunstancias de alguno cambiaran. Es importante que ambas partes sientan que el presupuesto es justo y que refleja la realidad de la relación. Por último, el presupuesto compartido también deberá tener en cuenta los objetivos económicos individuales de la pareja, de forma que ninguno pierda su independencia económica.

5. Reconocer las aportaciones no monetarias 

Contribuir económicamente es una de las muchas formas en las que una persona puede aportar a su relación. Puede que uno de los dos gane menos que el otro, pero que esté ayudando en otros aspectos, por ejemplo con el cuidado de los niños y tareas domésticas, como limpiar, gestionar el hogar o preparar comidas deliciosas. Hay muchas más cosas que aportan valor a una relación y a un hogar, y el dinero es solo una de ellas. Entender y reconocer el valor de estas contribuciones no monetarias también ayudará a que ambos miembros de la pareja se sientan valorados. 


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