Volver a casa de visita cuando vives fuera sin arruinarte ni acabar agotado

Al fin llegó el tan esperado momento. Con el billete de avión en mano y la maleta preparada, te diriges al aeropuerto para poder reunirte con tus familiares y amigos después de tantos meses sin verlos. Aunque este tipo de viajes suelen suscitar sensaciones tan intensas como agradables en quienes han decidido buscarse la vida en otro país, a veces pueden acabar generando estrés y dejarnos una sensación agridulce cuando volvemos a nuestro país de adopción. 

A pesar de la ilusión que pueda hacernos reunirnos con nuestros seres queridos, con frecuencia nos asaltan las primeras dudas antes de bajar siquiera del avión: ¿me dará tiempo a ver a todo el mundo? ¿podré disfrutar de algún momento de tranquilidad durante el tiempo que pase en la ciudad que me vio nacer? ¿cuánto dinero me voy a gastar durante los días que esté de visita?

A continuación te dejamos una serie de consejos con los que podrás sacarle el máximo partido a los días que pases junto a los tuyos sin que tus niveles de estrés estén por las nubes mientras te paseas de un lado a otro para tratar de ver al máximo de personas.

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Entre los hermanos, primos, tíos y sobrinos, los amigos de toda la vida, los compañeros de la uni o los del curso de cerámica, pronto se va instalando la sensación de que los días no tienen suficientes horas como para poder ver a todo el mundo y, con la agenda más repleta que la de un primer ministro en plena cumbre internacional, las actividades se suceden desde el momento en que pones un pie en el lugar en tu lugar de origen. 

Todo depende evidentemente del tiempo que vayas a pasar, pero si planeas quedarte al menos dos semanas, lo más probable es que te falte tiempo para ver a toda la gente que quieres. Si aún así vas a intentar ver a la mayor cantidad de gente posible, lo mejor que puedes hacer es planear todo lo que vayas a hacer con antelación, organizar por ejemplo una quedada con diferentes grupos de amigos con los que quieras ponerte al día o hacer planes a horas del día menos ortodoxas como quedar por la mañana para ir a desayunar.

Teniendo en cuenta que el precio de los vuelos suele suponer un desembolso considerable, los ahorros de aquellas personas que van de visita a su país después de haber emigrado empiezan a resentirse bastante antes de haber llegado a su destino. Si a ello añadimos que este tipo de viajes suelen coincidir con fechas tan señaladas como la Navidad o las vacaciones de verano, resulta prácticamente imposible no tener en cuenta los gastos del viaje en sí mismo cuando estés planeando volver a casa de visita.

Más allá de los precios generalmente elevados de los billetes de avión, los innumerables planes que te estarán esperando en cuanto llegues irán incrementando tu presupuesto hasta límites insospechados: cenas y comidas con familiares, cervecitas con los amigos, conciertos o noches de fiesta hasta altas horas de la noche… Las circunstancias se confabulan para que comprobar el estado de tu cuenta corriente al final del viaje se convierta en una experiencia casi traumática.

Si quieres evitar gastarte más dinero del que tienes, aplicando estos consejos en tu vida podrás ir a visitar a tu familia sin tener que pasar el mes siguiente a base de arroz:

• Compra los billetes de avión con tiempo: poco importa que viajes en bus, en tren o en avión, si compras los billetes con suficiente antelación, podrás ahorrar bastante dinero. Si además los compras un martes o un miércoles por la noche o de madrugada en lugar de un viernes o un domingo, notarás grandes diferencias en los precios. Hay quien dice también que navegar en modo incógnito cuando estés buscando vuelos sirve para encontrar unas buenas gangas.
• Prepara tu presupuesto: es absolutamente imposible saber exactamente cuánto dinero vas a gastarte durante tu viaje, pero sí que puedes planificar un presupuesto aproximativo para tus gastos teniendo en cuenta que deberías poder alojarte gratis en casa de algún familiar o amigo. Añadiendo una cierta cantidad de dinero para imprevistos en tu presupuesto, podrás evitar sorpresas desagradables.
• Ahorra antes de viajar: en el caso de que sepas con tiempo suficiente cuándo vas a viajar, podrás apretarte un poco el cinturón e ir reduciendo gastos. Prescinde de caprichos, intenta comer más en casa, vigila tus gastos del día a día, desplázate en bici o en transporte público o haz tus compras de forma inteligente para alcanzar tus objetivos de ahorro y poder viajar así con la mayor tranquilidad posible.

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Aquellas personas que han dejado su país natal para buscar fortuna en otro lugar suelen experimentar un torrente de sensaciones cada vez que vuelven a casa. La vida sigue su curso y aunque a veces tengas la impresión de que el tiempo se ha detenido desde que te fuiste, tus amigos van cambiando: se casan, tienen hijos, disponen de menos tiempo para quedar contigo… Por mucho que la vuelta a las raíces, a los sabores, a los olores o a los afectos hagan que cualquier visita valga la pena por muy costosa y agotadora que sea, la mayoría de las personas que llevan varios años viviendo fuera acaban echando de menos su país de residencia actual y sus amigos, su pareja o incluso a la comida al cabo de unos días. 

Todas esas sensaciones pueden llegar a ser contradictorias, pero suelen servir para llegar a una misma conclusión: ya no eres de un solo lugar. Pero esto no tiene por qué ser algo malo, ya que el hecho de haber emigrado tiene muchas consecuencias positivas. Aprendes a apreciar las cosas buenas y a identificar los aspectos negativos de los dos lugares que conforman tu identidad, puedes contar con el aprecio y la amistad de tus seres queridos en dos países diferentes, descubres e integras en tu vida otras formas de entender el mundo y, si tienes hijos en el extranjero, tendrán el privilegio de ser educados en dos culturas diferentes.

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